Presentación

Sobre las autoras: Lorena, Elisa y Ana.

lunes, 27 de mayo de 2013

Traducir en tiempos revueltos

Por Ana Bermúdez


Crisis, crisis, crisis… llevamos años sin oír hablar de otra cosa. ¿Pero en qué nos afecta este término tan cargado de significado a los traductores? 



Sin entrar en especificaciones sobre los distintos ámbitos de especialidad podemos decir que, paradójicamente, el sector de la traducción no se ha visto golpeado por la crisis, sino todo lo contario. Utilizando un término económico podríamos decir que nuestro oficio está teniendo un comportamiento anticíclico con respecto a la crisis económica actual. En los malos tiempos que estamos atravesando se ha incrementado la demanda de traducciones tanto por parte de las empresas como de los profesionales liberarles, que están enfocándose hacia el mercado exterior como alternativa para afrontar la situación. Así, la traducción se ha convertido en un servicio muy importante para las empresas españolas en los últimos años y surge constantemente la necesidad de localizar páginas web, así como de traducir contratos, cartas, o informes relacionados con esta actividad exterior de los negocios. Del mismo modo, se ha ampliado mucho la diversidad de idiomas hacia los que se traduce dado que las empresas quieren que sus productos y servicios estén presentes cada vez en un mayor número de países. Destaca en este sentido la apertura a los mercados asiáticos y árabes con todo lo que eso conlleva para nuestro sector. Del mismo modo, el mercado hispanohablante se ha convertido en un mercado de interés para los hablantes de otros idiomas por lo que siempre es una buena opción buscar clientes extranjeros que quieran expandir sus servicios o productos por España o América Latina.


Lo que no podemos negar es que, a pesar de que la necesidad de traducir se mantiene (a incluso crece), la capacidad de pago de las empresas disminuye por lo que el precio de las traducciones sí se ha visto afectado en cierta medida. Nos referimos al precio por palabra. Algunos clientes están atravesando una situación económica difícil y no disponen de la misma cantidad de recursos que antes, por lo que solicitan insistentemente ajustes en las tarifas. ¿Qué podemos hacer en estos casos? Desde mi punto de vista, en primer lugar, no asociar nunca el precio a la calidad de la traducción y en segundo lugar, no entrar jamás en guerra de precios con los colegas. Lo primero nos llevaría a sobrevivir a corto plazo, pero a la larga nuestro trabajo iría perdiendo valor progresivamente hasta abocarnos al fracaso. Es obvio que a largo plazo la calidad permanece mientras que el precio que se pagó por ella se olvida o cambia. Lo segundo nos llevaría a arruinar el mercado de la traducción y, por ende, a los propios traductores. Además, debemos tener claro que la tarifa que baja nunca vuelve a subir o al menos no sin sangre, sudor y lágrimas.


Esto no quiere decir que los traductores tengamos que mantenernos ajenos a la realidad de nuestro país y de gran parte del mundo occidental. No creo que sea un pecado ser flexibles ante esta realidad y adaptarnos a la nueva situación de muy diversas maneras. Nosotros mejor que nadie conocemos a nuestros clientes y quizá en algunos casos nos convenga extender un plazo de pago o realizar un presupuesto por proyecto en lugar de por palabra. Algunos traductores incluso se están ofreciendo para realizar algunas gestiones que no son estrictamente de traducción, como solicitar la Apostilla de La Haya para los documentos que la requieren o tramitar pensiones en el extranjero, para ofrecer servicios más integrales a sus clientes y a la vez obtener unos ingresos extra.

Por otro lado, a los clientes que requieran servicios de traducción les recordamos que invertir en traducción es invertir en imagen. Un buen proceso de traducción y localización implica por parte de los proveedores de servicios de traducción el uso de profesionales nativos y especializados, correctores y revisores diferentes del traductor también nativos y especializados, y un software profesional adaptado a las necesidades de cada encargo, todo lo cual redundará en mayores beneficios a medio plazo para usted y para su negocio en el exterior.

Tras este somero análisis de la situación, creo que podemos decir que hemos de estar tranquilos ya que, como dijo nuestro colega FernandoCuñado en una entrevista concedida a La Razón: «La crisis no puede con los buenos traductores».



lunes, 20 de mayo de 2013

Se ofrece 'buenrollismo'

Este fin de semana he asistido al curso de «Coaching para traductores» que ha impartido Xosé Castro en Alicante (con la colaboración de Isabel García Cutillas en la parte de organización). Una experiencia muy enriquecedora, no sólo por todo lo que allí se dijo durante las más de 8 horas que duró la charla, sino por haber tenido la oportunidad de conocer en persona a muchos de los colegas a los que había leído en sus blogs o con los que incluso había mantenido algún contacto por teléfono o correo electrónico anteriormente pero con los que nunca había coincidido.
Y es que, ¡qué importante es el contacto personal en las relaciones!

De todo lo que dijo Xosé, me volví a casa con un concepto grabado en mi mente: «Los traductores, como profesionales autónomos, somos microempresas con patas».
Y como tales, debemos ser conscientes de que debemos cuidar la imagen que ofrecemos a los demás las 24 horas del día. Cuando una persona está contratada en una empresa por cuenta ajena, no la está representando (salvo que sea el responsable de marketing y comunicación o el de relaciones públicas) y, en ese caso, cuando acaba su jornada laboral, pasa al más absoluto anonimato de cara a los clientes de la empresa en la que trabaja.
Nosotros no. Nosotros somos la misma persona/traductor un miércoles a las 12 del mediodía que un sábado a las 4 de la mañana. Por lo tanto, cuidemos nuestra imagen permanentemente.
Procuremos no ofrecer una imagen de nosotros mismos que pudiera resultar perjudicial de cara a los clientes.
¿Dejarías en manos de este abogado el destino de la herencia millonaria de tu tía soltera?




Por supuesto, esto debemos tenerlo bien presente en nuestro día a día: aspecto físico, forma de hablar, comportamiento… pero también en la imagen de nosotros mismos que proyectamos a través de las redes sociales.

Twitter, Facebook, Linkedin y demás plataformas pueden ser herramientas de gran ayuda para profesionales como nosotros, si se usan bien. Mal empleadas son una auténtica bomba de relojería.
Todos conocemos algún caso de algún personaje público que se ha metido en un lío por un mensaje desafortunado en Twitter. Es el caso, por ejemplo, del actor y político Toni Cantó que afirmó ante sus más de 120.000 seguidores que la mayoría de las denuncias de víctimas de género eran falsas.
En cierto modo, es comparable con lo que le ocurrió al diseñador John Galliano por sus comentarios racistas. Cuando la imagen de uno está expuesta a los demás por una vía u otra, éste debe actuar en todo momento como si le estuvieran viendo todos los seguidores/clientes. Una vez dañada la imagen, ya no hay vuelta atrás y la carrera de toda una vida puede verse destruida.

Recordemos por tanto que todo lo que colgamos en las redes sociales (fotos, comentarios, críticas, insultos, manifestaciones políticas o religiosas…) puede volverse en nuestra contra. Así, Xosé recomienda tener varias cuentas separadas en las redes sociales, unas para lo profesional y otras para lo personal. Aunque en nuestro caso, como os digo, es difícil separar una cosa de la otra.

Como empresas abiertas 24 horas al día, 365 días al año que somos, debemos tomarnos la molestia de analizarnos y recopilar todo lo bueno que podemos ofrecer. Explórate, analízate como si fueras alguien que te ve desde fuera y extrae tus puntos fuertes. Regístralos. Tatúatelos y úsalos para venderte. No esperes a tener una reunión con un cliente para sacar tu tarjeta o el folleto con tus servicios. Aprovecha cualquier ocasión para contar lo que haces y ensalzar tus cualidades como traductor.
Tal y como afirmó Xosé, nunca se sabe de dónde puede surgir una oportunidad de negocio, así que no te aísles en tu búnker. El cliente no va a venir a buscarte a casa. Sal con amigos, apúntate a conferencias, viaja, asiste a ferias, incluso de ámbitos distintos a la traducción. Sí, del Salón Náutico de Barcelona y de esa conferencia sobre «Las periferias del ornitorrinco en el espacio peruano» también pueden salir clientes interesantes.

Planta tus semillas allá donde vayas. Algunas darán sus frutos a largo plazo pero ningún esfuerzo será en vano.
No pierdas la oportunidad de dejar tu huella por donde pises. Cuenta lo que haces y hazlo con el firme convencimiento de que lo que haces es la bomba (porque lo es).
¿Recuerdas cómo apareció doña Letizia del brazo del Príncipe de Asturias en su primera exposición pública tras anunciar su compromiso en una boda europea?



Pues así debemos ir nosotros: pisando fuerte, con la cabeza bien alta y diciendo «¡Aquí estoy yo! ¡Muérete de envidia!».

Practica, promueve y fomenta el buenrollismo y aléjate de las malas vibraciones, pues las sensaciones también se transmiten. No hagas de tu página de Facebook un muro de las lamentaciones.
Como decía aquel entrenador de fútbol: «Siempre positivo, nunca negativo». Que se note que disfrutas con lo que haces y que además eres el mejor en eso. Transmite confianza y seguridad. De esta manera, el cliente deseará que formes parte de su equipo.
En estos tiempos de desánimo, una persona positiva, resolutiva y predispuesta siempre será bienvenida.

Yo, desde el minuto uno, noté que algo había cambiado en mí tras la charla. Salí con el ego por las nubes, me subí en el autobús y miré a los demás viajeros pensando: «¡Eh, señores! Que soy TRADUCTORA. ¿Es que no se nota?»

lunes, 13 de mayo de 2013

¡Cómo hemos cambiado!... Algunas impropiedades léxicas


Allá por el año 97, cuando comencé a estudiar TeI, una de las asignaturas que más me sorprendió y, finalmente, me fascinó fue la de Lengua española. A pesar de haberla estudiado constantemente durante toda la educación escolar, descubrí lo desconocida que realmente es nuestra lengua en muchas ocasiones para los propios hablantes. Con frecuencia utilizamos significados poco apropiados que se han generalizado por desconocimiento, por influencia de otros idiomas o por su difusión en los medios de comunicación, dando lugar a problemas semánticos. Como traductores y usuarios profesionales de la lengua debemos ser conscientes de que está sometida a una continua evolución y debemos adaptarnos rápidamente a las incorporaciones en el diccionario.
Mientras yo estudiaba todas las oraciones siguientes eran incorrectas y, por lo tanto, se recomendaba evitar su uso. ¿Qué crees que ocurre en la actualidad? ¿Ha cambiado el panorama?
  • Muchos productos de limpieza ya contienen compuestos que no son agresivos para el medio ambiente.
  • Esta empresa se caracteriza por contar con un equipo de vendedores agresivos y emprendedores.
  • Desde que lo cesaron no lo hemos vuelto a ver por la empresa.
  • Me gusta el conductor de este programa de televisión.
  • Cometió un crimen en el que hubo tres víctimas y cuatro heridos graves.
  • La oposición afirmó que el gobierno no presta la suficiente atención a las cuestiones domésticas del país.
  • Se deben aplicar medidas de emergencia.
  • No tenemos evidencia alguna de que sea el asesino.
  • Me tienen que hacer un examen médico.
  • Han recopilado información exhaustiva sobre el problema actual.
  • Me ignoró durante toda la fiesta.
  • El río está infectado de pirañas.
  • Se te va a infestar la herida.
  • En la empresa juega un papel determinante.
  • La película de Steven Spielberg «Lincoln» está nominada a los Óscar.
  • Déjate de teorías y céntrate en os aspectos puntuales de esta cuestión.
  • Las medidas del gobierno pretenden relanzar la economía.
  • La profesora remarcó la importancia de la Revolución francesa.
  • El árbitro señalizó falta.
  • Le han diagnosticado una severa enfermedad.
Para analizar las palabras destacadas en negrita, he empleado dos recursos imprescindibles en la mesa de un lingüista: el Diccionario de la Lengua Española (DRAE), obra a la que «se le otorga un valor normativo en todo el mundo de habla española», según la propia presentación de la web de la RAE (Real Academia Española) y el Diccionario de uso del español actual (CLAVE) que como afirma Humberto Hernández, es «un repertorio que les ofrece [a los usuarios] la norma viva y actual convenientemente documentada del español con la suficiente información […] para entender y producir enunciados orales y textos escritos con la garantía del buen uso.»
En los ejemplos anteriores, se presentan tres grupos de palabras: incorrectas, con significados erróneos que no se deben utilizar, generalizadas, cuyo uso no se recomienda según la norma aunque están muy generalizadas y, aceptadas, cuyo uso no se recomendaba, aunque finalmente han sido aceptadas por la RAE. ¿Has sabido identificar cuál pertenece a cada grupo?
Agresivo: (aceptada) en el Avance de la vigésima tercera edición, el DRAE incluye las siguientes acepciones: «Dicho de un producto o de un tratamiento: Que causa lesiones o perjuicios inherentes al beneficio que procura. Quimioterapia agresiva. Fertilizante agresivo.» y «Que resulta llamativo o rompe con el orden establecido. Estética agresiva». (generalizada) Sin embargo, todavía no recoge la acepción «que actúa con decisión y dinamismo», sí incluida en el CLAVE.
Cesar: (incorrecta) es un verbo intransitivo y significa: «dejar de desempeñar algún empleo o cargo», por lo tanto es un acto voluntario y no debe confundirse por destituir, relevar o deponer. Un ejemplo de su uso correcto sería: Desde que cesó en el cargo dedica más tiempo a la familia.
Conductor: (generalizada) según el CLAVE: «persona que conduce un programa de radio o de televisión»; a su vez, conducir «referido a un programa de radio o de televisión, presentarlos con la posibilidad de introducir modificaciones en el guión».
Crimen: (aceptada) no es sinónimo de asesinato sino «acción voluntaria de matar o herir gravemente a alguien», así que en el ejemplo está empleado correctamente.
Doméstico: (incorrecta) anglicismo incorrecto que debe sustituirse por nacional o interno. Según el DRAE: «perteneciente o relativo a la casa u hogar».
Emergencia: (aceptada) actualmente el DRAE incluye la siguiente acepción: «situación de peligro o desastre que requiere una acción inmediata». Sin embargo, en mi edición impresa del CLAVE[1] todavía se recomienda lo siguiente: «no debe emplearse con el significado de urgencia (anglicismo): aterrizaje de *emergencia > urgencia».
Evidencia: (aceptada) el DRAE además de la acepción: «certeza clara y manifiesta de la que no se puede dudar» (ejemplo: La culpable reconoció su delito ante la evidencia de las pruebas.) recoge una segunda: «Der. Prueba determinante en un proceso». Curiosamente en mi edición impresa, el CLAVE aconseja que: «no debe emplearse con el significado de prueba».
Examen: (incorrecta) significa: «indagación y estudio que se hace acerca de las cualidades y circunstancias de una cosa o de un hecho» (ejemplo: La junta directiva realizará un minucioso examen de todas las propuestas presentadas). Sin embargo, es un anglicismo incorrecto al sustituirlo por reconocimiento.
Exhaustivo: (incorrecta) según el DRAE quiere decir: «que agota o apura por completo», o según el CLAVE «hecho de manera completa o muy a fondo»; pero no amplio, detallado, minucioso o importante. Un ejemplo de su uso correcto sería: Dio una explicación exhaustiva sobre las razones de su dimisión.
Ignorar: (aceptada) en la edición impresa, el CLAVE todavía introducía la acepción de «no hacer caso o no prestar atención» con un corchete inicial[2]. Sin embargo, la segunda acepción del DRAE ya recoge: «No hacer caso de algo o de alguien».
Infectar: (incorrecta) según el DRAE significa: «dicho de algunos microorganismos patógenos, como los virus o las bacterias: Invadir un ser vivo y multiplicarse en él» y «Dicho de un ser vivo: Resultar invadido por microorganismos patógenos». Por lo tanto, el significado utilizado en el ejemplo es incorrecto.
Infestar: (aceptada) conforme al DRAE significa: «dicho de ciertos organismos patógenos: Invadir un ser vivo y multiplicarse en él; como los parásitos en sus hospedadores», «dicho de los animales o de las plantas advenedizas: Causar estragos y molestias en los campos cultivados y aun en las casas», «dicho de una gran cantidad de personas o de cosas: Llenar un sitio» y «Dicho de un ser vivo: Resultar invadido por organismos patógenos». Por lo tanto, el significado utilizado en el ejemplo es correcto. (incorrecta) No obstante, el CLAVE advierte que: «su uso como sinónimo de infectar, con el significado de “contaminar con los gérmenes de una enfermedad”, es incorrecto». Entonces, ¿estamos en este caso ante uno de esos usos que la RAE ha aceptado por la confusión existente al emplearlos?
Jugar: (incorrecta) entre sus múltiples acepciones no se incluye el galicismo que significa desempeñar. El ejemplo debería corregirse por: En la empresa, desempeña una función determinante.
Como curiosidad, según Gómez Torrego: «en la nueva edición de la Ortografía de la lengua española de 2010, se admite el uso transitivo de este verbo “jugar fútbol”, por ser un uso muy frecuente en Hispanoamérica, donde puede haber habido influencia del inglés».
Nominar: (aceptada) actualmente el DRAE recoge la siguiente acepción: «presentar o proponer a alguien para un premio», aunque en mi edición impresa del CLAVE, la acepción correspondiente se señala con un corchete inicial.
Puntual: (generalizada) entre los significados del DRAE se incluyen: «pronto, diligente, exacto, indubitable, cierto, conforme, conveniente o adecuado»; por lo tanto, según la norma el ejemplo no sería correcto. No obstante, el CLAVE incluye la acepción de: «concreto, preciso o bien delimitado».
Relanzar: (generalizada) conforme al DRAE, significa «repeler (rechazar: arrojar, lanzar o echar de sí algo con impulso o violencia)». Sin embargo, el CLAVE recoge la acepción: «reactivar, estimular o volver a lanzar dando nuevo impulso».
Remarcar: (generalizada) según el DRAE significa: «volver a marcar», aunque el CLAVE acepta: «hacer notar con insistencia o con énfasis».
Señalizar: (incorrecta) no es sinónimo de señalar, sino «indicar con señales». El CLAVE advierte de este uso incorrecto.
Severo: (incorrecta) según el DRAE significa: «Riguroso, áspero, duro en el trato o castigo». Por su parte, el CLAVE advierte que: «su uso con el significado de grave es un anglicismo innecesario».
Víctima: (incorrecta) no es sinónimo de muerto, porque según el DRAE también puede ser una «persona que padece daño por culpa ajena o por causa fortuita». Por eso, en el ejemplo las siete personas implicadas serían las víctimas, aunque sólo tres de ellas hayan fallecido.
En resumen, hemos visto que en muchas ocasiones hay significados muy usados que son completamente incorrectos y que debemos evitar a toda costa. Por otro lado, también hay significados muy generalizados que no están aceptados en la norma, pero cuyo uso se considera lo suficientemente documentado como para incluirlos en el CLAVE.
Por último, agresivo, ignorar y nominar son ejemplos patentes de que cuando un significado se impone en el uso generalizado solo es cuestión de tiempo el hecho de que sean aceptadas dentro de la norma de uso correcto. Con emergencia y evidencia se pone además de manifiesto que, a pesar de las recomendaciones normativas debido a su impropiedad semántica, se fracasa en eludir dicho uso cada vez más generalizado de manera que incluso los creadores de la norma deciden aceptar dichas acepciones como correctas.
Como traductores, ¿debemos respetar la corrección lingüística, entendiendo como tal, aquellos significados recogidos en la norma? ¿O bien debemos apostar por el uso generalizado, siempre y cuando no sea completamente incorrecto? Formulado de otra manera, ¿debemos ser capaces de pronosticar qué significados serán aceptados finalmente por la RAE?


[1] Edición impresa del Diccionario de uso del español actual CLAVE de 1996. ISBN: 84-348-5193-8
[2] En la edición impresa del CLAVE: «se marcan siempre con un corchete inicial las palabras, acepciones, locuciones y definiciones no registradas en la vigésima primera edición del DRAE».

¿Quieres seguirnos por correo?